sábado, 25 de agosto de 2007

El todo y las partes

24 de agosto de 2007


Hoy es un día triste. Raúl me ha escrito contándome lo que ha pasado por allá y cuando se lo he contado a Marko se ha quedado de piedra. Uno quisiera que le pasara lo mismo, que el hecho de que se ponga una bomba fuera tan extraño y tan fuera de lo común que se quedara de piedra. Y eso es algo que uno aprecia de este lugar. No hay pintadas en las paredes, ni carteles amenazantes con contenido político, etc. Las paredes conservan su color original. Aquí no hay políticos intentando obtener un rédito electoral del dolor ajeno, no hay políticos intentando que se haga daño, no hay políticos cerrados a toda opción posible de un futuro sin sufrimiento de los unos y de los otros y, por supuesto, aquí no hay un grupo terrorista que defiende los derechos de un pueblo que no le respalda. Hoy he visto un autobús retirado porque era excesivamente viejo y he pensado que es una maravilla que los autobuses se retiren porque se han utilizado tanto que tienen el motor quemado y no porque, además del motor, se queman los asientos, el techo, los cristales, los neumáticos... Aquí no existe ese dolor de los unos y de los otros que parecen destinados a no querer entenderse. Allí sufren todos; sufren los de un lado, sufren los del otro y sufren los que, entendiendo a las dos partes, ven con impotencia que las partes no se entienden. Tenemos el dudoso honor de albergar al único grupo terrorista que queda en Europa, ¿a qué estamos esperando para arreglarnos de una vez? Los ciudadanos, en vez de seguir las directrices de quienes, desde un lado y desde el otro, tratan de inculcar la capacidad de no escuchar al que está al otro lado, en vez de enfrentarnos entre nosotros, tendríamos que exigir a los políticos correspondientes que planteen soluciones en vez de hablar porquerías que sólo infunden enfrentamiento. ¿A qué estamos esperando?


En su día me negué a hacer el Servicio Militar Obligatorio porque tengo la convicción de que las armas no nos llevan a ninguna parte; a ninguna buena al menos. Hoy en día sigo tan convencido como entonces. Recuerdo de aquella época que estaba de moda una camiseta en la que se podía leer “Imagina que hay una guerra y no va nadie...” Interesante reflexión.


Para finalizar, una pregunta que me surge cada vez que se da una situación dolorosa y que quisiera lanzar a las dos partes. La pregunta es para que la responda cada una de las partes y no para que cada parte se la lance a la otra. A ver si por una vez nos paramos a pensar que quizá no tengamos la razón en todo. La pregunta es: ¿qué habéis conseguido con esa actitud en los últimos treinta años?

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