domingo, 26 de agosto de 2007

Novelas, madera y guarderías

26 de agosto de 2007


Me he quedado sin novelas. Pensaba que con una por semana iba a tener suficiente, pero está claro que no es así. Traje cuatro (una de Millás, una de Skármeta y dos de Bolaño) y ya me las he ventilado. Recuerdo que estando en Madrid, Mari Feli, Etxaniz (Aitziber) y yo entramos en la casa del libro. Recuerdo que estaba yo mirando libros y cogiendo los que me parecían interesantes y Etxaniz, que estaba junto a mí, se reía mirándome y me decía que alucinaba conmigo, que yo compraba libros como el que compra fruta, simplemente iba cogiendo libros como quien coge manzanas de una cesta. Pues ya ves, de las 10 novelas que me compré en aquella ocasión ya me he leído más de la mitad. Y es que he de reconocer que entrar en una tienda de libros es mi perdición. Por suerte para mi economía y por desgracia para mí, aquí no venden novelas en castellano, pero no obstante, ya les he echado el ojo a unas novelas en inglés que hay en una librería situada en una de las calles perpendiculares a la calle principal. Por lo tanto me quedan dos opciones para la noche: conseguir alguna novela más o empezar a escribir una. A decir verdad, las noches que no he estado leyendo las he dedicado a escribir de modo que ya tengo un par de historias empezadas, pero no quisiera dejar de leer. Ya veremos a ver qué pasa. Me gusta escribir, qué le vamos a hacer y teniendo en cuenta que aquí no tengo medios para componer ni para esculpir, pues me dedico a escribir, pero que nadie tiemble, no tengo la más mínima intención de colgarlas aquí. El otro día Idoia me comentaba que parecía que estaba escribiendo El Quijote en este blog. No sabe lo que me reí pensando “ay Idoia si tú supieras con lo que ando entre manos...” Además he empezado a pintar de nuevo. No soy muy bueno pintando, a diferencia de mi amiga María, pero pinto lo suficiente como para ir diseñando las próximas esculturas. Ya tengo un par dibujadas y me estoy pensando seriamente traer el instrumental aquí la próxima vez que venga, aunque no creo que a los vecinos les hiciera mucha gracia que me pusiera a eso de las diez de la noche a pegar golpes a un tronco. Ésa es otra de las cosas que me encantan de este lugar, si no me cruzara con vecinos en el portal o en las escaleras, creería que vivo solo en este edificio. ¡Qué paz!



Hoy he preferido no andar en bici, aunque tengo un par de recorridos pintados en el mapa y que quisiera hacer, ya que le tengo cierto respeto a la rueda delantera. A ver si mañana la llevo a reparar y puedo definitivamente moverme con este medio. De todas formas, algo de razón tiene que tener mi amigo Raúl cuando me decía que el ejercicio que hacen las piernas al correr y al andar en bici son incompatibles porque tanto ayer como hoy me ha costado mucho más correr y las piernas se me han cargado con más facilidad. No sé cómo lo harán los atletas de triatlón, pero tienen un gran mérito.


Sigo con la idea de probar esto de la sauna. Me han hablado de un lugar en el que hay una sauna junto a un lago. Entras en la sauna, estás un rato y después te bañas en el lago para volver a entrar en la sauna, etc. Tengo unas ganas terribles de probarlo. Otra cosa que me han comentado es que las saunas que funcionan con electricidad, como la que está junto al lago, no tienen nada que ver con las que funcionan con madera. Tengo que intentar probar las dos y es que la madera es la madera. Hoy he salido a pasear un rato y en una de las calles había un olor a madera quemada, a eso que nosotros asociamos con el calor de un hogar en invierno, con frío en el exterior, que me ha hecho cambiar mis pasos y seguir su rastro. El destino era una barbacoa con una familia alrededor de una mesa conversando alegremente. La madera. Me encanta el olor de la madera. Una costumbre que tengo es la de oler un tronco antes de empezar a darle forma. Recuerdo que una vez fui a una tienda de tarimas y mientras me iban enseñando muestras de las diferentes maderas, haya, pino, castaño, roble, cerezo, teca... yo las iba oliendo ante la sorpresa de la que me estaba atendiendo. Yo creo que debió pensar algo así como: este imbécil cree que el suelo va a oler a algo. Inocente. Pues a lo que iba, que si uno ya está relajado con la vida que aquí lleva, no quiero ni imaginar lo que tiene que ser después de pasar por la sauna sea de madera o mediante electricidad. Y es que este país tiene algo que a uno le atrapa.



En el camino de vuelta me he detenido ante una guardería junto a la que paso a diario y he sacado unas fotos que espero gusten a María. Esta guardería está integrada en el barrio a la vez que abrazada por la naturaleza. Algo bastante difícil por allá. Como se puede apreciar, hay un riachuelo que cruza el patio exterior sin verja (tiene dos patios uno exterior, pero con verja y otro también exterior, pero sin verja para que jueguen con sus padres) con un puentecico (el ico va en honor a María) que me parece una preciosidad. A ver si te gusta.



Hace no mucho hablaba con un amigo mío que me comentaba su punto de vista acerca de la diferencia que supone educar a un niño en una guardería integrada en un pueblo con la gente del pueblo y la de educarlo descontextualizado de su entorno, su barrio, la gente que ve a diario, etc. Él parece tener bastante claro que quiere la primera opción. Ojalá pueda cumplirlo.


2 comentarios:

Idoia dijo...

Si de verdad tienes tanto mono de literatura te puedo enviar un montón de libros en formato word, a mí personalmente no me mola mucho lo de leer en el ordenador, sigo prefiriendo el papel, ya me dirás. También te puedo dejar algunos y enviártelos por correo normal. A ésto último seguro que me dices que no, que te conozco y por no molestar cualquier cosa, pero que sepas que estaría encantada. Aunque con lo que cuentas lo que me apetece realmente es llevártelos yo misma, ja ja. Lo malo es que ya sabes que soy unilingüista y necesitaría intérprete hasta para preguntar por el baño.

En serio, piénsate lo de los libros

Laski dijo...

Pues sí, me conoces. Ya me las voy a arreglar, tranquila, entiendo que la amenaza de ponerme a escribir todas las noches te haya asustado, pero como dije ayer, no lo voy a colgar. Puedes dormir tranquila. Gracias por tu ofrecimiento, tan maravillosa como siempre. Saludos al susodicho.