20 de agosto de 2007
Etxaniz, A.; Buiza y Javi han vuelto al trabajo. Feliz aterrizaje. Espero que el buzón de entrada no se haya desbordado durante las vacaciones.
Sigo dándole al tema de los análisis de datos y, aunque algunos no puedan entenderlo, me lo estoy pasando en grande. Los primeros resultados no parecen muy alentadores, pero bajo mi punto de vista y tal y como me dijo una compañera de este Centro de Investigación, el hecho de encontrar que algo no sucede ya es un hallazgo. El tiempo dirá.
Una cosa interesante en Jyväskylä, no sé qué sucederá en el resto de Finlandia, es el tema de los semáforos. Es una cosa que no deja de sorprenderme. Para empezar todos los semáforos tienen el pitido correspondiente para las personas invidentes. Pita lento cuando está en rojo para los peatones y pita rápido cuando está en verde. Además, casi todos tienen el pulsador correspondiente para que se ponga en verde para los peatones.
Hasta aquí más o menos normal. Ahora viene lo interesante. En Jyväskylä hay dos tipos de semáforos: los viejos y los nuevos. Los nuevos son bastante similares a los que hay por allá, pero los viejos me fascinan. Si me entrara en la maleta me llevaba uno. En los semáforos viejos la luz de los peatones pasa de verde a rojo sin aviso previo. Igual que los magos; ahora está, ahora no está, estaba en verde, pero ya no. Interesante. Yo creo que terminaron el primer semáforo y una vez instalado se rascaron la cabeza y dijeron: “Pues va a ser que la versión 1.0 del semáforo no nos ha salido muy bien; quizá hay que pensar en una versión 2.0...”. Claro, yo puedo correr o retroceder o esquivar los coches, pero me imagino a un invidente que empieza a cruzar la carretera atinando el oído a los pitidos del semáforo cuando de pronto aquello empieza a pitar lento y piensa “O el semáforo se está quedando sin pilas o yo tengo un problema” mientras deja de atinar el oído a los pitidos y se concentra en el ruido de los motores. También me imagino a una persona mayor cruzando la carretera y cuando aquello pasa a rojo estirar el brazo para ver si puede darle al pulsador con el bastón para que el semáforo se le vuelva a poner en verde. En fin, esperemos que vayan poniendo más semáforos de la versión 2.0 que si no...
Otra cosa que no deja de sorprenderme es el sumo respeto que los finlandeses muestran hacia los semáforos. Imaginaros una carretera recta, sin pendiente, con visibilidad plena y con dos carriles; uno de ida y otro de vuelta. Ahora imaginaros que tanto si se mira hacia la izquierda como si se mira hacia la derecha sólo se ve el horizonte. Ningún coche a la vista, pero el semáforo para peatones está en rojo. ¿Cuántos finlandeses cruzan? Ninguno. Yo que estoy acostumbrado a cruzar con o sin paso de cebra, con semáforo en rojo o en verde (si alguien me dice algo soy daltónico), vengan coches o no vengan (de esto depende mi velocidad a la hora de cruzar) voy a parar a un país que es el colmo del respeto a una máquina. Claro, uno llega a un semáforo que está en rojo para los peatones y en el que no se ve un vehículo ni con prismáticos y está decidido a cruzar hasta que se encuentra con un muro de finlandeses a cada lado de la acera esperando a que se ponga el semáforo en verde. ¿Qué hacer? Uno se pregunta cómo reaccionarán los muros de finlandeses si uno se lanza a la carretera con total decisión aunque el semáforo para peatones esté en rojo. Lo he probado; la curiosidad me puede. Pues la cosa es que te lanzas decidido a cruzar la calle y algunas personas se se quedan mirando con una cara de sorpresa que ya le hubiera gustado conseguir a Isabel Genio en sus mejores programas. ¿Habrá fuertes multas para aquellas personas que cruzan de un modo tan alocado? Pienso enterarme.
Por lo demás ando en busca de una bici para dejar de andar. He visto un par de ellas, pero prefiero hablar con Marko a ver qué me dice. Sigo corriendo y poco a poco voy notando que mejoro. A ver si mañana consigo dar una vuelta más a este recorrido. Todavía no doy muchas, pero todo se andará.
Las fotos de hoy corresponden a una de las dos calles del “centro” de la ciudad. Esto de estar en el “centro” de la ciudad es un poco difícil ya que es tan pequeño que si eres un poco nervioso te sales constantemente.
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