Hoy no he comido ensalada. Esto sería una noticia interesante si hubiera tomado otra cosa, pero la cuestión es que no ha habido primer plato. Hemos llegado tarde a comer y, como ya estaban recogiendo, no quedaba más que el segundo plato.
Respecto al Centro de Investigación, me siento todo lo a gusto que uno se puede sentir. La idea aquí es que, como la investigación es una tarea creativa, pues cada uno se organiza de la manera que prefiera siempre y cuando responda de su trabajo. Cada cual aquí llega cuando así lo cree necesario o, si lo prefiere, trabaja desde casa. Es muy gracioso lo que una compañera me ha contado. En invierno sólo tienen cuatro horas de luz durante el día; de nueve de la mañana a doce. Así que ella viene a trabajar a eso de las ocho y, cuando llega la hora de luz, se va a esquiar un rato y luego vuelve a trabajar. Por lo que me ha dicho, si hay luna llena y cielo despejado, se puede esquiar aunque no haya luz del sol, ya que la luz de la luna se refleja en la nieve y eso les permite ver bastante bien. Otros, por ejemplo, salen a correr en medio de su jornada laboral para despejarse. El horario habitual es de ocho a cuatro más o menos parando a las nueve y media para tomar café y charlar con la gente, a las once y media para comer y a la una y media para tomar un segundo café. A eso de las cuatro se cierran todas las puertas interiores y sólo las personas que tenemos una llave especial podemos andar pululando por el edificio. Digamos que es un primer cierre. El cierre de segundo nivel, por llamarlo de alguna manera, es a las seis de la tarde. Para poder andar por dentro del edificio o para entrar en él hace falta la misma llave, pero con un permiso superior; lo mismo sucede para entrar los fines de semana; hace falta este segundo nivel de permiso en la llave electrónica.
Junto al Centro de Investigación hay una pista de hielo, un gimnasio con pesas, cinta para correr, bicicleta estática y diferentes máquinas para ponerse en forma; una piscina, una pista de atletismo, squash, un campo de fútbol y, para el staff, una sauna. Así que la gente aquí no tiene muchas excusas para no hacer ejercicio; el que no hace es básicamente porque no puede por motivos de salud o porque no quiere. Claro, y luego uno se encuentra con que la gente aquí es más saludable que una bolsa de manzanas. Además como la mayoría va y viene en bici, pues la cosa ya es redonda.
Yo todavía no he ido a ninguno de estos sitios, pero todo llegará. Alfredo me ha dicho que me puede colar en la sauna, así que eso no me lo va a quitar nadie. Lo pruebo seguro. La pena es que yo quería meterme en una de esas saunas con un lago al lado y hacer sauna-baño, sauna-baño, etc. No descarto la idea pero como no me espabile se me va a pasar ya que las temperaturas van bajando y a ver quién es el majo que se mete en el lago con frío. Yo, desde luego, no.
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