El otoño ya está llegando mediante la presencia de sus colores como en la canción de Lertxundi. Los árboles que hasta ahora estaban verdes comienzan a amarillear y a enrojecer. Por suerte, voy a estar aquí para ver cómo esta inmensidad forestal cambia sus colores e invade el paisaje cotidiano de la vida de uno. Esto tiene que ser impresionante. Me imagino paseando por las calles, mezclándome y perdiéndome entre las diferentes tonalidades de estos colores que anuncian la llegada del invierno con tal intensidad que los desfiles de moda pierden el sentido, al igual que uno pierde el sentido en medio de esta inmensidad natural. Creo que allá a mediados de octubre la cámara de fotos va a dar lo mejor de sí y va a trabajar a pleno rendimiento. Prometo fotos. Debe tenerse en cuenta que aquí prácticamente todo es naturaleza. En el campus universitario es muy raro ver una facultad desde otra ya que en medio siempre hay gran cantidad de árboles. Pues ahora imginad este paisaje del campus universitario con estas tonalidades rojas intensas o más pálidas y esos amarillos de diferente tonalidad mezclados, fundidos con el paisaje y con uno mismo mientras pasea. Tiene que ser impresionante.
Hoy el día ha sido tranquilo. Trabajar un rato por la mañana, en la medida de lo posible, ya que ayer no volvió la red y los documentos que tengo en el pen drive no son las últimas versiones de mi trabajo, pero algo se puede hacer. He empezado a leer un libro que me recomendó Alfredo acerca de cómo trabajar en la investigación con gemelos. Parece bastante interesante y no es difícil de seguir. La verdad es que éste es un tema del que no soy muy conocedor y tengo que aprender bastante, pero Alfredo está por la labor de ayudar, así que tengo que aprovechar el tiempo aquí y aprender lo máximo posible para crecer como investigador y para saber hacer las cosas bien y no a medias tintas. Así que a mi vuelta de Donosti, vuelvo a casa de miércoles a miércoles, quiero ponerme las pilas para aprender lo máximo posible. Una cosa que no se me tiene que olvidar es la de traer novelas. Creo que con diez tendré suficiente hasta finales de octubre.
Lo que empecé a escribir ante la falta de novelas que leer, también va hacia adelante. No he escrito mucha cantidad, pero lo que he escrito me va convenciendo lo cual, al menos en mi caso, es todo un logro. Esto es como el artículo, se escribe un texto sin pensar demasiado y se revisa una y otra vez hasta que queda totalmente pulido. Es como una pequeña piedra preciosa que uno tiene en bruto y la va puliendo hasta que queda, si no algo maravilloso, al menos algo aceptable. Por eso esta novela en la que estoy trabajando la considero como una pequeña joya sobre la que trabajar. La historia está clara en mi cabeza; ahora falta garabatear, garabatear, garabatear y pulir una y otra vez para que el resultado sea, cuanto menos, del gusto del que lo escribe. Puede no gustar a los lectores eso no es difícil que ocurra, pero, cuanto menos, que el autor esté satisfecho con lo que escribe.
Por cierto, felicidades.
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