martes, 14 de agosto de 2007

Váteres, economía y cultura

14 de agosto de 2007


Tengo la teoría de que el nivel económico y cultural de un país se puede medir mejor en los váteres que mediante sus índices correspondientes. Recuerdo los váteres de países como Portugal, Cuba, Francia, Irlanda, Alemania entre otros y, cómo no, los de Nápoles ciudad que visité por motivos laborales con la querida Buiza.

En todos ellos la limpieza de sus váteres correspondia a su nivel económico y cultural. Finlandia es un dato más en esta extraña muestra que voy ampliando según voy viajando por ahí. Los váteres finlandeses son pulcros hasta la saciedad (los que me ha tocado visitar; ampliaremos la muestra). Uno no se lleva esa sorpresa, que a todos nos ha tocado, de comprobar que alguien ha pasado por delante estampando su firma en el sanitario.

La verdad es que los váteres finlandeses son intrigantes para el ojo inocente que los visita. Prometo adjuntar una foto algún día, pero hoy me ha dado corte entrar allí con la cámara y que alguien me pillara y pensara que tengo alguna extraña perversión o una fijación inexplicable con los váteres. La cuestión es que nada más entrar está el lavabo tras el que hay dos puertas. La deformación cultural nos lleva a pensar que tanto detrás de una puerta como de la otra habrá un sitio en el que sentarse (hablo de los váteres de hombre. Sólo me faltaba entrar al de mujeres y que me pillaran dentro. Me mandan de vuelta a casa), pero la cosa es que tras una puerta está lo que uno espera y tras la otra un orinal en el poder hacer aguas menores (estoy en plan fino) de pie. Es decir, que cuando los mozos finlandeses (y los que no son finlandeses, pero están aquí) se meten en el váter a aliviar las imperiosas necesidades de la vejiga, se ocultan tras una puerta. ¿Qué sentirán en nuestros váteres en los que hay dos o tres urinarios juntos? ¿Sentirán tal vergüenza que les impida miccionar? Habrá que investigarlo.

Pero lo más curioso no es lo que acabo de contar sino lo que viene a continuación. Una vez que has entrado en el cubículo correspondiente, para miccionar, o para algo más depende en la puerta que entres, te das cuenta de que además del sanitario correspondiente, adosado a la pared hay un pequeño lavabo con grifo y un (no recuerdo el nombre en este momento) “teléfono” de la ducha, es decir aquello por donde sale el agua en la ducha. Y uno se pregunta ¿para qué servirá eso? La verdad es que, ante situaciones de este tipo, uno se siente, como me decía una amiga mía (más conocida como la xulai), como Paco Martínez Soria con la gallina debajo del brazo en medio de Madrid; perdido y con una cara de paleto que no se la quita ni queriendo.

Como os imaginaréis no es fácil preguntar a alguien “Oye, chacho, ¿para qué carajo sirve el telefonillo de ducha que tenéis en el váter?”. Lo primero que le viene a uno a la cabeza que esto sirve para utilizarlo a modo de vidé, pero como en el urinario también hay y no me imagino utilizarlo en el urinario sin salir con los pantalones empapados... pues no sé qué pensar. Se admiten sugerencias.

Respecto al día de hoy, cabe comentar que este despertador tan maravilloso que es el sol junto con la no persiana y con la supuesta cortina, que por otro lado es tan fina que podría servir como uno de los velos de la famosa danza, me he despertado allá por las seis menos cuarto de la mañana. Así que para las siete ya estaba en mi despacho. Taina me ha dado para leer la tesis de una moza de este centro y quiero terminarlo cuanto antes, además, como el ejemplar que me ha pasado es el único que ella tiene y está dedicado por la susodicha doctoranda, me ha amenazado de muerte, sonriendo, pero amenazado de muerte al fin y al cabo. Quiero terminarlo pronto y dárselo de vuelta cuanto antes. El tema de las tesis es muy curioso aquí. Difiere bastante de nuestro modo de hacer las cosas. A ver si mañana comento un poco más el tema de las tesis porque da bastante de sí tanto la escritura de la tesis como las circunstancias que acompañan la escritura de la tesis (me centraré sobre todo en mujeres que es lo que más he conocido hasta el momento).

Las fotos que adjunto hoy son del Centro en el que estoy. A mí personalmente me gusta bastante, aunque no sé qué dirá mi cuñada que es la experta de la familia en estos temas. Por cierto, Eli, prometo poner fotos de edificios de Aalto (arquitecto finlandés famoso que tiene aquí varios edificios y un museo en su honor) A ver qué os parece el centro en el trabajo.









Por cierto hoy he vuelto a ir a comer con Markos y esta vez hemos ido a comer a la escuela politécnica de música y uno no puede evitar sentir cierta emoción allí dentro al ver gente con violines, partituras, tres señores moviendo un clavicordio (qué tentación he tenido de tocarlo...). Me ha dicho Markos que suelen organizar conciertos, así que a ver si me entero de alguno y aparezco por allá. En cuanto a la comida, de nuevo ensalada de primero. Esta vez era una mezcla de pimiento rojo, zanahoria, la famosa lechuga, que el amigo Arkaitz me comenta que puede ser que se llame récula (lo investigaré), aunque esta vez, por suerte, había una salsa para acompañarla algo diferente a la del kebab, pero rica de sabor. De segundo todavía no sé lo que he comido. Me explico. Imaginaros dos hamburguesas del tamaño de un donete cada una y puestas una sobre la otra. A la hamburguesa superior añádele una rodaja de piña y tanto en la parte inferior como en la superior, donde estamos acostumbrados a ver el pan, dos pequeñas tortillas francesas redondas. Pues uno de esos de segundo plato acompañado de cuatro pequeñas patatas cocidas (parece que aquí las patatas cocidas les encantan). La verdad es que estaba rico, pero uno no deja de sorprenderse con lo que ve.

Bueno, hoy he vuelto a ir a correr (tercer día consecutivo). Hoy me he levantado con agujetas y como dice mi aita, la mejor manera de quitarse las agujetas es volviendo a salir a correr. Algo de verdad hay en esto porque a la vuelta ya no me dolía, aunque me temo que esto es sólo temporal. Pues nada, a ver cómo me levanto mañana.

1 comentario:

Idoia dijo...

Si se come a las 11.30, ¿cuando se cena?, ¿a las cinco de la tarde? ¿y hasta las 11 o las 12 que haces?, ¿cenas, socenas y recenas?, no entiendo a estos norteños.
A la ensalada le puedes echar limón, no es como un aliño decente pero algo de sabor ya le dará.

Y por último, ESTÁS EN FINLANDIA Y TE QUEDAS TRABAJANDO HASTA LAS OCHO!!!!!!!. Pa matate